“Este es un vuelo especial, es un vuelo de repatriación. Queríamos que sepan que nosotros sabemos que hay nerviosismo, que hay angustia, que están preocupados. Así que lo que les voy a pedir es que tengan un poco de empatía con el prójimo, con nosotros. Por último, les pido que sonrían porque nos estamos yendo a casa”. Estas palabras las dijo Gastón Altoe, el comandante del vuelo AR133, el primer avión que despegó desde Buenos Aires a Madrid para repatriar a los ciudadanos argentinos que habían quedado varados allí.
El 13 de marzo, en medio de medidas extraordinarias motivadas por la pandemia del Coronavirus (COVID-19), el gobieno argentino había anunciado que Aerolíneas Argentinas, la aerolínea nacional, saldría en rescate de los ciudadanos argentinos residentes en el país que estuvieran varados alrededor del mundo.
“Vamos a estar trabajando con las aerolíneas de los respectivos países y los argentinos que se encuentran en el exterior para que puedan volver por esas compañías hasta el día lunes”, declaró el Ministro de Transporte de la Nación, Mario Meoni, en una conferencia de prensa. Detalló que el transporte estaría a cargo “exclusivamente de Aerolíneas Argentinas, con los vuelos que ya están operando”.
Para realizar las repatriaciones, Aerolíneas Argentinas les pidió a sus pilotos y tripulantes que se anotaran en una lista de voluntarios para llevar a cabo los vuelos. Gastón Altoe fue uno de los que no dudó en anotarse para traer a los argentinos que, en sus viajes, quedaron en los países más riesgosos de circulación del coronavirus.
En declaraciones al diario Clarín de su país, días después del primer vuelo de repatriación, Altoe declaró: «No soy un héroe. Es todo un equipo de tripulantes profesionales que hizo lo que había que hacer. Soy alguien que ya se tiene que ir a dormir después de un vuelo cargado de emociones«. Altoe enfatizó que él solamente se dedicó a realizar su trabajo y agregó: “Esto quedará en la historia para nuestra aerolínea de bandera, que logró estos vuelos de repatriación en un momento tan difícil».
En momentos de aislamiento obligatorio decretado por el Gobierno Nacional y de fronteras mundiales cerradas, la labor de Gastón Altoe y su tripulación, como la de otros pilotos y tripulantes que se inscribieron para repatriar compatriotas de zonas de riesgo, no deja de ser destacable. Cuando el vuelo AR133 pisó suelo argentino, los pasajeros celebraron la actitud de Altoe y su tripulación fue reconocida con aplausos de agradecimiento. “Sonrían, ya los trajimos a casa”, les pidió Altoe por el altavoz. Son tiempos de cuidarse, de cuidar a todos, de quedarse en casa y ser solidarios, como Gastón Altoe y la tripulación.