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Hay convenciones que nos ordenan geográficamente y nos organizan en el mundo. Los puntos cardinales, los hemisferios, las regiones, los mapas, los territorios. Pero dentro de cada país se abre un nuevo abanico. ¿Qué es la cultura latinoamericana? Para abordarla hay que entrar a un mundo tan rico como complejo. De lejos podría verse homogéneo, pero cuando hacemos zoom, encontramos las particularidades que lo distinguen.
Para definir qué es la cultura latinoamericana debemos decir que es el conjunto de ideologías, tradiciones, creencias e historias que nos conforman como región. A partir de la definición teórica, nos conviene viajar hacia el pasado, bucear en los ancestros y así conoceremos mejor de dónde viene la cultura latinoamericana.
En las identidades que habitan la región asoman los legados que llegaron, especialmente, con los inmigrantes europeos. Pero también las marcas de los pueblos originarios y las culturas aborígenes siguen vigentes.
La principal característica de la cultura latinoamericana es su diversidad. Al tratarse de un territorio tan extenso, notamos diferencias culturales entre países vecinos e incluso dentro de cada territorio.
Es por eso que si pretendemos tener éxito en una campaña de relaciones públicas latinoamericanas debemos conocer las costumbres y necesidades de cada lugar.
Encontraremos variedad en todas las áreas: en la raza, en el idioma, en la gastronomía, en los climas, en el carácter de sus habitantes, en la música, en las costumbres cotidianas, en su flora y fauna.
Desde el calor sofocante de las playas del norte de México hasta el punto más austral del mapa, en la nieve de Tierra del Fuego, en Argentina. El territorio y la cultura latinoamericana son tan amplios como sus diversidades.
Latinoamérica incluye a los países cuya lengua oficial es el español o el portugués. Pasemos lista, entonces: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Según los últimos datos oficiales brindados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la población total de América Latina es de alrededor de 670 millones de habitantes.
La lengua predominante de la cultura latinoamericana es la española, con una importante variedad de acentos y dialectos. No será el mismo tono el que escucharemos si habla un argentino que si lo hace un colombiano.
Estas variaciones pueden agruparse de acuerdo con sus regiones: la caribeña, la andina, la rioplatense, la araucana y la centroamericana. Y debemos resaltar que siguen vigentes los idiomas de pueblos originarios, en especial en Paraguay, donde se impone el guaraní, y en Perú, donde se habla el quechua.
La excepción al idioma español la encontramos en el gigante de la región, Brasil, país en el que se adquirió el portugués desde la colonización.
Desde la visión europea, Latinoamérica podría verse a la distancia como un territorio homogéneo. Nada sería más errado.
Vale responder, entonces: ¿Por qué Latinoamérica es una región cultural? ¿Por qué es incorrecto suponer que todo es lo mismo? Así llegamos a lo más atractivo: bucear en las costumbres y bellezas de cada país.
Los poemas de García Márquez describen a su Colombia natal. Las letras de Chico Buarque, Caetano Veloso, y tantos artistas que hacen bailar a Brasil con la alegría que distingue a su gente.
El tango rioplatense. Esa disputa interna entre uruguayos y argentinos para adjudicarse la potestad de Carlos Gardel. O el origen del mate, esa infusión que es parte de nuestra identidad.
También el fútbol puede ser un valor de exportación y un signo de orgullo. Desde Pelé a Neymar, de Maradona a Messi, pasando por Valderrama, Alexis Sánchez, y tantos representantes más.
Otro motivo de identidad en la cultura latinoamericana es la gastronomía. En Perú y México encontraremos sabores intensos, con predominio de pescados y picantes. Allí aparecen también las raíces: en Perú se impone la fusión con la comida asiática, mientras que en México su herencia prehispánica y española les da a sus platos de frijoles, quesadillas o los imperdibles tacos, una dosis de colorido y sabor.
Entre los platos argentinos sin dudas sobresale el asado. Más que una comida es un ritual. Un evento familiar o entre amigos en el que, además del encuentro, se disfruta de la exquisita carne de vaca de la zona.
La gastronomía brasileña es bien variada: de los platos del Amazonas a base de pescados exóticos, hasta el churrasco, más habitual en la zona sur, pasando por las clásicas feijoadas, con frijoles y arroz.
Los ejemplos son interminables: las arepas en las playas colombianas o una buena bandeja paisa en Medellín, para disfrutar de un abundante y nutritivo plato típico. Por qué no comernos un chivito uruguayo en el Puerto de Montevideo o unos exquisitos tequeños venezolanos.
La variedad de la gastronomía es tan amplia como los climas. Dentro de cada país encontraremos incluso una amplia diversidad de acuerdo a la zona.
En Perú, por ejemplo, los turistas que llegan al Machu Pichu experimentan la exigente altitud del lugar (2.400 metros sobre el nivel del mar). Al norte, tenemos el calor constante de Piura, Máncora y toda la costa cercana al Ecuador.