A la hora de mejorar la productividad de nuestra empresa, buscaremos hacerlo de la manera más eficaz. Y el mensaje hace la diferencia. Es muy común, en este sentido, confundir las funciones y beneficios de las relaciones públicas y de la propaganda. Si bien, los objetivos finales pueden ser similares, el camino para alcanzarlos no es el mismo. Por eso conviene detallar, ¿cuál es la diferencia entre propaganda y relaciones públicas?
En estos tiempos, la comunicación atraviesa todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana. Cada vez son más los estímulos que buscan atraer nuestra atención. En esa dinámica, posicionar una marca, llegar a los clientes y potenciar las ventas es un desafío que debe ser respaldado por especialistas.
Veamos entonces cuáles son las diferencias entre propaganda y relaciones públicas. Y qué resultados puede aportar cada una a nuestra empresa.
Lo primero que podemos decir es que el objetivo principal de las dos áreas es diferente. En la propaganda, lo más importante siempre es vender. Para las relaciones públicas, en cambio, la búsqueda será crear conocimiento, informar, educar.
Cada cual elaborará su propia estrategia para alcanzar los objetivos. El impacto de la propaganda es más directo y unidireccional. Será la propia marca la que hable de sí misma para publicitarse. Y apuntará a un público específico.
Por su parte, la agencia de relaciones públicas aspira a fortalecer la imagen de la marca y ser el vínculo con los medios de comunicación. Serán ellos la voz de la empresa. La penetración hacia los clientes llegará a través de periodistas, influencers, especialistas del rubro, medios de comunicación tradicionales o redes sociales que difundan el mensaje.
Otra diferencia clave es el modelo de inversión de dinero. La propaganda implica un espacio pagado por la marca y con ejecución directa. Sus costos suelen ser mayores pero incluyen la certeza de la difusión en los canales establecidos.
Las relaciones públicas, en tanto, elaboran contenidos para distribuirlos en los medios de comunicación y conseguir que sean difundidos por ellos. Los costos son menores y, si la estrategia rinde sus frutos, podrá ser difundida por varios canales de comunicación.
Por ejemplo, un comunicado de prensa puede ser publicado en diarios, páginas webs, blogs o redes sociales.
De este punto surge otra distinción. La estrategia planteada por la agencia de relaciones públicas puede ser interpretada y moldeada por los medios de comunicación antes de difundirla al público.
En cambio, con un aviso publicitario que sale por televisión o una propaganda a través de cartel en la vía pública, la empresa tiene el control sobre el contenido del mensaje. Y podrá repetirlo todas las veces que quiera de acuerdo a su presupuesto.
Como dijimos al comienzo, lo importante es lograr el objetivo trazado. En la búsqueda por mejorar la productividad de una empresa, lo ideal es apuntar a un plan de comunicación integral.
Tanto la propaganda como las relaciones pueden ir de la mano y generar resultados sorprendentes. Para eso debemos contar con la ayuda de una buena agencia de relaciones públicas que trazará una planificación estratégica y consultoría. Y desde allí marcará los pasos a seguir para llegar a los clientes.
Ante una situación de crisis, gastar dinero en un aviso publicitario puede no surtir efecto si antes no contamos con un análisis exhaustivo del mercado. A través de expertos en relaciones públicas podremos focalizar al público y ganar su atención.
De la misma forma, la fidelización a largo plazo buscada por las relaciones públicas se apoyará en el impacto veloz que logra la propaganda para instalar la marca.
En definitiva, la propaganda y las relaciones públicas pueden complementarse y actuar en conjunto de la mejor manera.