La comunicación es fundamental para el desarrollo de una sociedad y, desde luego, es un pilar esencial para que las organizaciones puedan llevar a cabo toda una serie de estrategias y acciones que les permitirán alcanzar los objetivos de negocio deseados, pero esto no solo es posible a través de una buena comunicación, sino además con flujos de comunicación interna y externa eficientes y asertivos.
Es evidente que la comunicación juega un papel importante en las relaciones interpersonales dentro de una empresa. ¿Cómo podría un director de área entender lo que sus coequiperos hacen a diario si no se comunica con ellos? ¿Cómo podría el área de recursos humanos comprender las necesidades e intereses de sus empleados si no les pregunta por estos aspectos? Y en igual medida, ¿cómo podría un colaborador enterarse de lo que hace una empresa si no investiga, pregunta o consulta? No hay otra forma.
Principalmente porque en las empresas todo es comunicación: reuniones, investigaciones, debates, lluvias de ideas, instrucciones, relaciones en todos los sentidos: ascendente, descendente, horizontal y hacia afuera. Las funciones de un directivo tienen una parte esencial de comunicación con sus colaboradores, jefes y con demás empleados.
Además, a medida que los trabajadores conocen su empresa y son conscientes de sus capacidades y el aporte que pueden hacer a esta, intercambian las experiencias más apropiadas a través de distintos flujos de comunicación, para contribuir al logro de metas trazadas por la compañía.
Así es la comunicación empresarial, que se apoya -día tras día- en el vínculo que existe entre una organización, sus públicos internos (empleados, junta directiva etc.) y los externos (clientes, proveedores, medios de comunicación, gobiernos, agrupaciones empresariales, universidades, opinión pública, etc.)
Todos usamos la comunicación para crear y difundir estrategias, planes o tácticas que nos lleven a avanzar en la dirección correcta, para así orientar, liderar o motivar a un equipo de trabajo, organizar recursos, relacionarnos con personas o grupos de interés, pero además para fijar y proyectar una imagen de la compañía hacia afuera. Todo depende de qué podamos utilizar los flujos de comunicación más apropiados.