Por cientos de años, la única manera de revisitar la imagen de una época, período o incluso persona, era por medio de pinturas, esculturas u otras formas artísticas similares. Fue sólo en el año 1826, cuando el francés Joseph Nicéphore Niépce aprovechó una placa de estaño cubierta con un derivado de petróleo fotosensible, para hacer un retrato de su vista. El resultado de ello, después de ocho horas de exposición a la luz para estar lista, fue considerada la primera fotografía, siendo apodada, por su creador, de «Heliografía».
Desde entonces, muchas otras – y más tecnológicas – maneras de retratar una persona o situación fueron creadas llegando hasta la fotografía como conocemos hoy. Sin embargo, la cuestión que queda en el aire es: ¿por qué las imágenes, cada vez más iguales a la realidad, son tan importantes para el ser humano?