Juan Carr, un guerrero contra el frío

Durante este invierno, que está próximo a irse, muy bajas temperaturas azotaron la ciudad de Buenos Aires, la capital argentina. La aguja de los termómetros llegó a marcar, por momentos, menos de 0 grados Celsius.

Más de mil personas viven actualmente en las calles de la capital, en condiciones realmente difíciles. ¿Qué significa esto? Significa que el distrito más rico del país tiene 1140 ciudadanos, según datos oficiales, que no tienen techo o vivienda en la que vivir.

En invierno, los sin techo de Buenos Aires se mueren de frío. Exactamente esto sucedió el julio pasado, cuando Sergio Zacaríaz, después de acostarse a dormir en una de las veredas del turístico e histórico barrio de San Telmo, falleció. Su cuerpo no resistió la baja temperatura y murió de extrema hipotermia.

Envueltos en largos abrigos, calzados y calzadas en sus zapatos y botas de cuero, muchos políticos y políticas argentinas ocuparon sus tiempos con visitas a programas de televisión. Allí, se llenaban la boca al discutir qué hacer con los sin techo, cuántos son en realidad, si son de Buenos Aires o donde; todo mientras Sergio Zacaríaz se moría. Argentina, en el próximo octubre, votará para presidente.

Cuando el Estado argentino parecía demasiado ocupado para resolver los problemas de vivienda de su gente, una brisa cálida comenzó a soplar: por gestión de Juan Carr, el club de fútbol River Plate (uno de los más importantes del país), decidió abrir las puertas de su estadio para recibir a los sin techo, para ofrecerles un lugar donde pasar la noche y un plato de comida caliente.

Pero, ¿quién es Juan Carr? Juan Carr es un ciudadano argentino como cualquiera que en 1995 creó la Red Solidaria. La Red Solidaria es un movimiento social y cultural y el trabajo de Carr con esta fundación ha sido de tal magnitud que en los últimos años le ha valido siete nominaciones al Premio Nobel de la Paz.

En la actualidad, la Red Solidaria cuenta con 74 sedes en todo el territorio argentino y más de mil personas que trabajan de modo voluntario. En su sitio web, la fundación describe de manera elocuente de qué se trata su tarea:

“Si en algún lugar de la Argentina había un chico perdido, si alguien necesitaba un trasplante; si existían infinidad de necesidades en comunidades de pueblos originarios; si había que enfrentar conflictos ecológicos o resolver la situación de aquellos que se encontraban viviendo en la calle; si una comunidad requería escuelas, o alimentos, o esperanza, ahora también existía un grupo enorme de gente dispuesta a hacer lo imposible para escuchar, acompañar e intentar resolver junto a ellos cada obstáculo y cada conflicto. Son ellos los que cuentan: los que esperan una oportunidad, los que necesitan de nuestro aliento y nuestro compromiso. Y este es el momento para que ese compromiso se consolide en una transformación social concreta.”

Es bien sabido que los años electorales son turbulentos en la Argentina, que atraviesa una crisis económica y social profunda. Tan especiales como para que el trabajo de Carr pueda ser objetado. Miembros del partido oficialista lo acusaron de sacar provecho del problema de los sin techo para que la oposición obtenga rédito político. Acusaron a un hombre que, desde hace años, acompaña a quienes más lo precisan.

“Este frío es un invento de la oposición”, declaró a la prensa un diputado famoso por su lengua floja. Consultado acerca de estos dichos, Juan Carr se limitó a responder que esa noche, de las más frías del año, Red Solidaria iba a estar recibiendo frazadas y abrigos en el estadio de River Plate para los sin techo.

Después de las gestiones de Carr, más de 20 otros clubes abrieron sus puertas para ofrecer comida, abrigo y cobijo, además de pedir donaciones de ropa para los más necesitados.

Las críticas jamás han detenido el accionar de Carr, ni la de los políticos, sean del Gobierno o la oposición.

Lo cierto es que después de la intervención de Carr, ningún indigente más se murió de frío este año en la ciudad de Buenos Aires. Otra vez, pudo ayudar a mucha gente sin mayor ambición que la de colaborar con quienes más ayuda precisan.

Escrito por: Martin Kolodny