¿Por qué es tan atractiva América Latina para la energía verde?

Descubre por qué estos métodos de producción de energía están ganando tanto terreno en esta parte del mundo.

Uno de los mayores desafíos que enfrentamos hoy es hacer frente al cambio climático. Para tener éxito en esta misión compartida, necesitamos trabajar juntos como sociedad global y repensar cómo producimos energía. Aquí es donde entra en juego la energía verde, y América Latina se destaca como un ejemplo brillante.

La energía verde se refiere a la producción de electricidad utilizando fuentes naturales y renovables, en contraposición a las no renovables, que han dominado el desarrollo humano durante siglos. Las fuentes no renovables incluyen el petróleo, el carbón y el gas natural, por nombrar algunas.

Mientras que las fuentes de energía no renovables liberan grandes cantidades de contaminantes y tienen efectos perjudiciales para el medio ambiente, la energía renovable hace lo contrario. Entre las formas más conocidas se encuentran la solar, eólica e hidroeléctrica, todas las cuales desempeñan un papel significativo en América Latina.

En nuestro Informe sobre Energía Verde de América Latina 2024, exploramos cómo la energía renovable ya es una parte esencial de la mezcla energética en muchos países de la región. Pero, ¿qué es lo que hace que América Latina sea un punto caliente para la energía verde?

Una riqueza de recursos naturales

Hay un dicho popular en Brasil que dice que “Dios es brasileño”, refiriéndose a la abundancia de recursos naturales y la increíble biodiversidad del país. Pero a decir verdad, podrías decir que “Dios es latinoamericano”, porque estas características se comparten en todo el continente.

Energía solar

La inmensa diversidad natural de América Latina proporciona oportunidades infinitas para aprovechar la energía verde para su creciente población. Por ejemplo, el clima tropical que cubre gran parte del continente significa que vastas áreas reciben altos niveles de luz solar durante todo el año.

Esto es especialmente cierto en regiones con poca nubosidad, lo que aumenta la cantidad de radiación solar que llega al suelo y, a su vez, el potencial para la energía solar. Ejemplos clave incluyen el desierto de Atacama en Chile, las provincias de Salta y Jujuy en el norte de Argentina, Baja California en México y los estados del noreste de Brasil como Bahía, Ceará, Pernambuco y Piauí.

Muchas de estas áreas también son planas, lo que las hace ideales para granjas solares a gran escala, consolidando aún más su potencial como centros de energía solar.

Energía eólica

La energía eólica también tiene un enorme potencial en América Latina. Este tipo de energía verde depende de vientos fuertes, y las áreas con baja densidad de población son particularmente adecuadas para parques eólicos.

¿Por qué? Establecer parques eólicos es un proyecto a gran escala que puede afectar significativamente a las comunidades cercanas. Por lo tanto, las regiones con menos residentes enfrentan menos obstáculos para la implementación.

Afortunadamente, las áreas más ventosas de América Latina también son algunas de las menos pobladas, como la costa atlántica sur de América del Sur. Uruguay, por ejemplo, disfruta de vientos constantes durante todo el año, al igual que la extensa Patagonia argentina. Ambas áreas están escasamente pobladas, lo que las hace perfectas para proyectos de energía eólica.

Uruguay es un líder mundial en este campo, con casi el 40% de su mezcla energética proveniente de la energía eólica, una de las tasas más altas per cápita del mundo.

Energía Hidroeléctrica

Las regiones tropicales de América Latina albergan algunas de las cuencas fluviales más grandes e importantes del mundo. Esto convierte al continente en un lugar ideal para la generación de energía hidroeléctrica.

Brasil, por ejemplo, es una potencia hidroeléctrica. Casi el 80% de la electricidad del país proviene de plantas hidroeléctricas, incluidas instalaciones clave como Itaipú, Três Gargantas y São Simão.

Paraguay es otro país destacado, compartiendo la represa de Itaipú con Brasil y la represa de Yacyretá con Argentina.

Otros países que aprovechan sus sistemas fluviales para la energía hidroeléctrica incluyen Colombia, Costa Rica, Perú y Venezuela.

Costos bajos

Gracias a la abundancia de recursos naturales, implementar proyectos de energía verde en América Latina requiere menos cambios estructurales en comparación con otras regiones. Los materiales y condiciones necesarios ya están en su lugar, lo que hace que los costos de instalación de infraestructura y operación sean significativamente más bajos.

Apoyo Gubernamental

Muchos gobiernos en América Latina fomentan activamente la adopción de energía verde mediante políticas como exenciones fiscales y subsidios.

Más allá de los beneficios económicos y ambientales, las comunidades indígenas de la región proporcionan un incentivo cultural para la sostenibilidad. Estas comunidades tienen una profunda conexión con la naturaleza y actúan como defensoras de políticas más ecológicas.

En Brasil, el programa PROINFA apoya específicamente las iniciativas de energía renovable, similar a los programas en países como Argentina, Chile y México. Estos gobiernos están invirtiendo fuertemente en infraestructura de energía verde y trabajando arduamente para cumplir con los objetivos globales de sostenibilidad.

Escrito por: Henrique Castro