Con más de 200 psicólogos cada 100 mil habitantes, Argentina es el país del mundo que más psicoanalistas per cápita tiene. Mucha gente acude a ellos en momentos difíciles, cuando precisan que un profesional ponga sus oídos para escucharlos y prestarles su ayuda. En el contexto actual, de aislamiento social obligatorio por la pandemia del coronavirus (COVID-19), los encuentros en consultorios se han visto modificados. Las opciones, videoconferencia o atención telefónica, han surgido para reemplazar las sesiones cara a cara.
Convergen dos necesidades: la de los pacientes, de continuar sus tratamientos de terapia; y la de los psicólogos, en buena parte trabajadores independientes, cuya fuente de ingresos se ve severamente afectado por los alcances del aislamiento social.
“Lo personal es muy importante, no caben dudas, pero la teleterapia es una herramienta alternativa muy válida”, le aseguró el psiquiatra Gustavo Orlando al diario Clarín hace unos días. Orlando tiene años de experiencia en situaciones de emergencia y crisis en el sistema privado de salud. “Desde hace un tiempo a esta parte atiendo pacientes vía Skype; pacientes europeos cuya demanda surgió por recomendación y también argentinos que viven en el exterior, pero que no encontraban alguien que pudiera comprender el tema personal, por las obvias diferencias culturales”, le explicó al diario argentino que más ventas tiene.
Acerca de este tema se ha discutido mucho en Argentina desde el inicio del aislamiento social obligatorio, dado que las empresas de medicina prepaga, en primera instancia, se pronunciaron en contra de otorgar cobertura a las sesiones online, pese a que después depusieron su postura.
Pese a que la situación no deja mucha opción, hay profesionales que reconocen algunas limitaciones sobre desempeñar su trabajo a través de videollamadas. ““Hay limitaciones en el formato online, es cierto. Pero es mejor que interrumpir el vínculo”“, le dijo a Clarín Martín Etchevers, secretario de Investigaciones y profesor a cargo de la materia Clínica psicológica y psicoterapias: emergencia e interconsultas, de la Facultad de Psicología de la UBA (Universidad de Buenos Aires). Pero reconoce que “en una crisis como esta, es mejor mantener la comunicación por los medios que sean posibles. Luego vendrá la teorización y la investigación sobre la eficacia de esto. Pero mi recomendación es simple: hágalo, tenga su sesión de teleterapia. Y es preferible eso porque la cuarentena es un esfuerzo tremendo para la mente y para el sostenimiento de las relaciones interpersonales”.
Más allá de la dificultad de garantizarse espacios privados que el aislamiento conlleva, las videoconferencias brindan a los pacientes y profesionales la posibilidad de mantener contacto, de continuar las terapias y ver lo menos afectado posible el trabajo.