Para iniciar la conversación, la respuesta a esta pregunta puede ser un poco polémica: depende. Cuando hablamos de comunicaciones, considerando el mundo globalizado en el que vivimos, definir qué es mala publicidad y su impacto, puede ser complejo. Son muchos los factores que influyen en el resultado final, y una de las principales razones es su público.
Cuando pensamos en Relaciones Públicas, el proceso es el mismo. El tipo de público por el que quiere que se conozca a su cliente determina los medios que publicarán algo sobre él, junto con el contenido y la consistencia de las pautas.
Quizás hoy en día, considerando el escenario de pandemia en el que vivimos, la famosa frase “No hay nada como la mala publicidad” no tenga sentido. La idea de cuanto más, mejor, en este momento actual, se ha actualizado y la calidad del contenido se ha vuelto cada vez más importante. Pero para comprender mejor los problemas que rodean esta pregunta, consulte tres puntos importantes a continuación.
Para encontrar la verdadera respuesta, investigadores de la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, hicieron un análisis sobre cómo las reseñas del New York Times influyen en las ventas de libros. El resultado fue impactante. Básicamente, hay tres escenarios y en uno de ellos, sí, la mala publicidad en realidad puede vender más.
En general, como era de esperar, una buena publicidad tiene efectos positivos. Para analizar si las críticas satisfactorias influyeron de alguna manera en la venta, los investigadores compararon la cantidad de libros vendidos cuatro semanas antes de la publicación en el New York Times con las cuatro semanas anteriores. La tasa de incremento estuvo entre el 32% y el 52%.
Ahora, al comparar a los autores no famosos, la realidad no era la misma. Para ellos, las reseñas pusieron su nombre en el mercado, incluso si fue de manera negativa, y hubo un aumento del 45% en las ventas.
Pero si ya es alguien con un nombre consolidado en el mercado, la realidad de una mala publicidad o mala comunicación puede resultar bastante preocupante. Según la encuesta, quienes encajan en esta categoría tuvieron un impacto del 15% en las ventas.
Ante estos datos que acabamos de ver, es importante reflexionar: ¿merece la pena arriesgar su reputación en una comunicación dudosa? La mala publicidad no es necesariamente mala, pero tampoco atrae una base de clientes leales. Determinar qué es mala publicidad implica un análisis mucho más profundo, además del resultado final de la campaña.
Con tantas editoriales disponibles en la actualidad, existen fuentes inagotables para hacer que la publicidad circule fácilmente en Internet, incluso para los pequeños empresarios. Hemos evolucionado más allá de Google Ads y Facebook Ads, y las posibilidades se han vuelto más infinitas. Pero bueno, ¿el simple hecho de difundir una publicidad tiene algún efecto? Quizás no, y por eso la segmentación es tan importante. En cierto modo, Internet se ha convertido en una masa gigantesca, por lo que debe destacar.
Estudiar a fondo y saber exactamente quién es su público objetivo es fundamental. Para hacer esto, comience con preguntas importantes: ¿Quién quiero que sepa sobre mi negocio? ¿Quién consumirá directamente o, de hecho, afectará a mi negocio? Respondido, también trate de conocer algunos detalles como edad, género, educación y región. Todas estas características, que a menudo pueden parecer superficiales, determinarán exactamente qué canal y qué idioma utilizar para comunicarse con esta audiencia. Para las campañas de RP, el principio debe ser el mismo: ¿en qué medios está la audiencia a la que quiero llegar?
Enfocarse en una audiencia que le abrirá los ojos a su negocio, prestará atención a su comunicación y no perderá el ritmo, puede ser un éxito asegurado.
Una cosa es segura: si hay algo que una mala publicidad no hace, es generar brand awareness. Ya sea pensando en una marca o en una empresa que quiere que su nombre sea reconocido en el mercado, ir por el camino fácil, en la mayoría de los casos, no trae buenos resultados. Emocionar, provocar reflexiones y sacar al consumidor del lugar común, generará simpatía y hará que entienda sus mensajes publicitarios desde un lado más emocional, y no puramente racional, ligado a descuentos o promociones. Esto genera la lealtad del cliente.
Y lo mismo ocurre con las Relaciones Públicas. Involucrar a los clientes en pautas relevantes, cuestionadoras e innovadoras también es responsable de crear una imagen consistente y confiable alrededor del nombre de ese cliente. En el futuro, cuando los periodistas puedan necesitar fuentes para una historia, es mucho más probable que busquen a ese especialista o empresa cuyo nombre esté vinculado a pautas inteligentes.
Y para eso, se necesita tiempo, habilidad y creatividad. Tres características esenciales que tampoco están contenidas en una «mala» comunicación. Para lograr buenos resultados en el futuro, el camino a veces no es tan corto, pero le garantizo que valdrá la pena. Tener una mirada atenta y saber filtrar lo que es mala publicidad, es el primer paso para construir algo realmente significativo. Si desea que su marca o empresa se destaque, agregar un propósito a lo que hace cambia por completo la retención de audiencia.