Casi ninguna industria en el mundo podría funcionar hoy sin alguna forma de energía. Es necesaria en todos los lugares donde los seres humanos viven y trabajan. Nuestras fuentes primarias de energía actuales, los combustibles fósiles y la energía hidroeléctrica son finitas y otras fuentes han ganado popularidad e incrementado su uso en los últimos tiempos, por lo que la industria, casi por definición, está en un estado de cambio constante.
La necesidad de recursos energéticos fiables y adaptables no muestra signos de desaceleración a medida que aumenta la población mundial, crece la demanda y las naciones en desarrollo adoptan nuevas tecnologías. Las personas demandan cada vez más una transición a fuentes de energía con menos efectos adversos para el medio ambiente y que disminuirá nuestra dependencia de los combustibles fósiles. La conversación en torno a la energía y su impacto en nuestra calidad de vida seguramente será una de las principales narrativas de los próximos años.