Según un informe de Deloitte, las experiencias personalizadas y conectadas digitalmente serán el futuro de la industria de las relaciones entre equipos deportivos y aficionados, especialmente cuando hablamos de la generación Z. El estudio muestra, por ejemplo, que estos aficionados más jóvenes están más interesados en contenidos y experiencias exclusivas más allá de ir al estadio en persona, por ejemplo. Esta revelación vislumbra un camino a seguir para los clubes.
Hasta la aparición de las redes sociales y las fichas de aficionado, la estrategia de relación de los clubes se centraba al 100% en las operaciones de juego. El gran beneficio de la mayoría de los programas de fidelización de los equipos de fútbol, por ejemplo, es la prioridad de compra y los descuentos en las entradas. Pero esto acaba dejando fuera a una enorme parte de aficionados, como los que viven lejos o no tienen interés en ir al estadio, pero que podrían estar ayudando a las arcas del club.
Las fichas de aficionado aparecieron entonces en 2020, cuando el gigantesco club francés Paris Saint-Germain lanzó por primera vez su activo digital en el fútbol. Después fue el turno de varios otros equipos, como el Barcelona, el Manchester City, el Corinthians, el Flamengo, el São Paulo, el Palmeiras y muchos más.
Y no sólo en el fútbol, sino que equipos de F1, rugby, tenis y MMA también desarrollaron sus fichas de aficionado. Todo con el objetivo de ser un nuevo punto de contacto entre la institución deportiva y el aficionado. Esto es la web3 y el deporte yendo de la mano.
¿Qué son las fichas?
Si aún no estás familiarizado con la tecnología, la ficha de aficionado funciona como una llave con la marca del equipo que te permite acceder a una comunidad exclusiva de experiencias y ventajas, como conocer a jugadores, participar en las tiradas del equipo, obtener entradas VIP o incluso canjear viajes oficiales y recuerdos autografiados, lo que acaba resultando ventajoso para los aficionados que quieren estar más cerca de sus equipos favoritos.
Esta democratización de la propiedad deportiva no sólo profundiza el compromiso de los aficionados, sino que también proporciona a los equipos fuentes de ingresos alternativas, promoviendo un ecosistema deportivo más sostenible.
Cabe señalar que la ficha de aficionado no es una criptomoneda, ya que no permite comprar nada, solo canjear experiencias. Aunque muchos inversores compran fichas de aficionado con la expectativa de que aumenten de valor con el tiempo y luego los venden, las fichas de aficionado no son de naturaleza financiera, sino más bien útiles.